Santo Domingo, RD.-Con más de 8.000 millones de personas en el mundo, la última ronda de censos de 2020 muestra cambios significativos en la estructura por edades de la población en Latinoamérica y el Caribe. Según la CEPAL, la proporción de personas menores de 15 años disminuyó del 41% en la década de 1950 al 22,5% en la actualidad, mientras que la población adulta entre 15 y 64 años crece del 55,6% en 1950 al 67,6% en 2024. Se espera que, para 2050, el 18,9% de la población esté constituido por personas mayores de 65 años, duplicando el 9,9% observado en 2024.
Esta información fue ofrecida durante un conversatorio, donde el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo; el Consejo Nacional de la Persona Envejeciente y el fondo de las Naciones Unidas para la Población, la cual abordaron MEPYD, CONAPE Y UNFPA ABORDAN oportunidades y desafíos del envejecimiento.
En las próximas décadas, América Latina y el Caribe (LAC) enfrentará una etapa demográfica marcada por logros significativos, como la longevidad y la capacidad de las mujeres para decidir sobre su maternidad, lo que plantea tanto oportunidades como desafíos en la estructura de edades.
«Es fundamental destacar que la República Dominicana se encuentra en un momento privilegiado para aprovechar el bono demográfico, una oportunidad única para impulsar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos. Es crucial que aprovechemos el potencial de nuestros jóvenes, promoviendo su participación activa en la economía y en la toma de decisiones”, afirmó Mario Serrano, Representante Nacional de UNFPA.
Durante el evento, el doctor José García Ramírez, director ejecutivo del CONAPE, destacó que el CONAPE está profundamente comprometido con garantizar un envejecimiento digno y productivo para todos las y los dominicanos, al tiempo de valorar la colaboración conjunta con el MEPyD y el UNFPA, que refuerza el diseño de políticas públicas que respondan a los desafíos presentes y futuros del envejecimiento poblacional.
“Este fenómeno global (el envejecimiento) plantea importantes retos, pero también brinda valiosas oportunidades para el desarrollo económico y social del país. Es esencial que adoptemos una visión de futuro y diseñemos políticas inclusivas y sostenibles, que aborden tanto las necesidades inmediatas de las personas de edad, como los desafíos estructurales que nuestra sociedad deberá enfrentar en los próximos años”, indicó García Ramírez.
Agregó, además, que el envejecimiento no debe verse como un problema, sino como una oportunidad para rediseñar nuestras políticas económicas y sociales, promoviendo la inclusión y el bienestar de todas las generaciones
El evento contempló una conferencia magistral, a cargo de Alanna Armitage, Representante en México y directora para Cuba y la República Dominicana del UNFPA, quien enfatizó la necesidad de adoptar un enfoque proactivo y transformador ante estos cambios demográficos.
“En los próximos años vamos a transitar una etapa demográfica que deviene de grandes logros de la humanidad cómo son la longevidad y la capacidad como seres humanos, las mujeres en particular, de elegir cuándo y cuántos hijos quieren tener. En este sentido, el concepto de resiliencia demográfica es fundamental y hay que entenderla como la capacidad de una sociedad, no sólo para adaptarse a los cambios demográficos, sino para florecer en medio de estos, anticipándolos, planificándolos y moldeándolos proactivamente. Esto permitirá a los gobiernos mitigar los impactos negativos en las personas, las economías y el medio ambiente, al tiempo que aprovechan las oportunidades emergentes”, aseguró Alanna Armitage.
Bajo la moderación de Laura Suazo, Oficial de Población y Desarrollo del UNFPA, el encuentro también reunió a las expertas en análisis de pobreza, desigualdad y estadísticas demográficas, Rosa Cañete, Directora de Análisis de Pobreza, Desigualdad y Cultura Democrática del MEPyD, y Diana Mejía, Directora de Desarrollo Integral y Protección al Adulto Mayor del CONAPE, quienes debatieron sobre estrategias para aumentar la productividad de la población trabajadora y fomentar la participación laboral, especialmente de las mujeres.
“La importancia de contar con datos desagregados es fundamental para poder crear políticas de cuidados que respondan a las necesidades actuales del país. Es fundamental incluir a las mujeres en las políticas de empleo y regular sectores como el trabajo doméstico, donde más de 250 mil mujeres actualmente no están aportando a la economía del Estado, así como aquellas que se dedican al cuidado en el hogar, que son el 98%, frente a un 2 % de hombres”, señaló Rosa Cañete durante su participación.
Este diálogo representa un paso significativo hacia la creación de políticas públicas basadas en evidencia que respondan a los retos del cambio demográfico y promuevan la resiliencia demográfica en la República Dominicana, así como el desarrollo de estrategias efectivas que aseguren un futuro sostenible y próspero para todos.
Sobre la resiliencia demográfica
Las poblaciones experimentan flujos constantes, con cambios en su composición y estructura influenciados por la tasa de natalidad, el envejecimiento y el movimiento poblacional debido a conflictos, pandemias o la búsqueda de mejores oportunidades. Estos cambios repercuten significativamente en diversas esferas de la sociedad y son parte de las megatendencias que guían la implementación de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La resiliencia demográfica se define como la capacidad de un país para adaptarse a estos cambios, asegurando el bienestar de sus ciudadanos y la estabilidad económica y social mediante políticas públicas basadas en evidencias.
La resiliencia demográfica es proactiva y transformadora, enfatizando la importancia de anticipar el cambio demográfico e invertir en educación, salud, igualdad de género y empleo digno. Este enfoque permite a las sociedades convertir los desafíos demográficos en oportunidades, promoviendo la inclusión y el ejercicio pleno de derechos, especialmente