
Por Jefri Mateo Alcanntara
En la vida, no todos los puestos de trabajo se ocupan simplemente por cumplir una función administrativa o por recibir un salario. Existen cargos que demandan algo más profundo: vocación, entrega y pasión por servir. Quienes asumen estos retos con compromiso no solo hacen su labor diaria, sino que también dejan una huella y un legado que trasciende en la sociedad.
Un claro ejemplo lo encontramos en la gestión que realiza Alberto Rodríguez al frente del Instituto Nacional de Educación Física (INEFI). Su trabajo no se limita a la dirección de una institución, sino que refleja una visión de transformación y crecimiento para la educación física en la República Dominicana.
Bajo su liderazgo, se han impulsado proyectos que fortalecen la práctica deportiva en las escuelas, mejorando la formación de niños y jóvenes, y sembrando en ellos valores como la disciplina, el esfuerzo y la sana convivencia. Estos logros son fruto de una gestión enfocada en el amor por lo que se hace y en el compromiso con el desarrollo integral de la juventud dominicana.
Un puesto ocupado con verdadera vocación se convierte en una oportunidad de servicio. Y cuando se trabaja con excelencia, el impacto no se mide únicamente en resultados inmediatos, sino también en la inspiración y en el ejemplo que se deja para las futuras generaciones.
Alberto Rodríguez demuestra que cuando se trabaja con pasión y entrega, se trasciende más allá de un nombramiento. Su labor en el INEFI no solo fortalece la educación física, sino que también constituye un legado de esfuerzo y dedicación para el país.